Este minúsculo mamífero, incluido dentro del grupo conocido como “micromamíferos”, que tiene el pelo grisáceo, pesa apenas 7 gramos y mide unos 7 centímetros, de los cuales 4 cm pertenecen a su cola, es un enorme desconocido para la inmensa mayoría de los españoles. Como su nombre deja entrever, vive en algunas de islas Canarias, donde también la llaman “ratón trompudo”, haciendo honor a su hocico largo a modo de pequeña trompita. Pero no es un ratón, a diferencia de estos no come ni hierba y semillas, sino carne. Así que es un depredador, con unos dientes muy afilados con los que caza un montón de invertebrados, como escarabajos, larvas, orugas, y que incluso se atreve con los lagartos. Además, su saliva, que contiene una sustancia paralizante, le ayuda a capturar presas de su mismo tamaño e incluso mayores.

Es un animal muy especial ya que solamente vive en unas pocas islas del archipiélago de Canarias y, por lo tanto, no existe en ningún otro lugar del Mundo. Es lo que se llama una especie “endémica”, con una distribución limitada a un espacio no muy extenso, en el que ha desarrollado una serie de adaptaciones morfologías que le permiten vivir sin problema en esa extensión de territorio tan concreto. En la actualidad solamente está presente en Fuerteventura, Lobos, Lanzarote y Montaña Clara, aunque se cree que con anterioridad existía en Alegranza y La Graciosa de donde se extinguió.

Se puede decir que es un aliado increíble de la agricultura, ya que caza una ingente cantidad de insectos, evitando que estos se conviertan en “plaga” y ayudando a que el campo se mantenga en equilibrio. Que no haya ni mucho de una cosa, ni poco de otra, que haya lo que tenga que haber. Por lo tanto, nos llevan ayudando a los humanos durante siglos, sin que nosotros lo supiéramos si quiera, y ahora que lo sabemos, tenemos que ayudarlas, porque están teniendo un problema muy grande.

Le perjudican mucho los productos químicos que se echan en campos y jardines para acabar con insectos, los “insecticidas”, y las muy equivocadamente denominadas malas hierbas, los “herbicidas”, también los “venenos” que se utilizan para controlar las poblaciones de roedores. Así que tenemos que intentar reducir a lo imprescindible estos productos en aquellas islas en las que todavía nos quedan musarañas. Nuestros queridos gatos domésticos son muy peligrosos para ellas, ya que son unos depredadores terribles que las capturan y matan junto a infinidad de reptiles y pajaritos.

También son un problema otras especies de musarañas que han llegado a las islas de la mano del ser humano, desde otras regiones, como la península Ibérica, y que compiten con ellas por el espacio y la comida, y que por esa razón se consideran como “invasoras”. Así que asegúrate cuando viajes que no llevas contigo estas otras especies, para que no se escapen a la naturaleza y provoquen que nuestra maravillosa y única Musaraña canaria se extinga de más islas o incluso de todas las Islas Canarias.

Desde GREFA participamos en los trabajos de “seguimiento de su población” en las 4 islas donde vive. Colocamos pequeñas trampas en lugares concretos en épocas determinadas, siempre de la misma forma. Así podemos comparar los resultados entre años y entre distintas zonas. Antes de soltarlas nuevamente, medimos las musarañas capturadas. De esta forma, hemos averiguado que las más gordas y grandes viven en la isla más pequeña: ¡en Montaña Clara!

Te invitamos a conocer y divulgar a la Musaraña canaria a través de nuestro nuevo cuadernillo didáctico.

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https://educacion.grefa.org/cuadernillo-didactico-la-musarana-canaria/